México volvió a dar otra prueba en el mundial de Rusia 2018. En esta ocasión derrotó jústamente a Corea del Sur por dos tantos contra uno. Los que en la Copa América Centenario pedían la cabeza del director técnico, hoy en día ya están confeccionando la bandera de «Perdón Osorio».
Decio de Maria, presidente de la Federación Mexicana de Fútbol asociación, habrá recibido varios mensajes y llamadas aquel fatídico 19 de junio de 2016, cuando Chile goleó por siete a cero al «tri». «¿Por qué no convoca a este?» «La rotación no sirve» «Si tiene dignidad que se vaya», fueron algunas de las frases que se escuchaban y leían en los medios aztecas, que tenían a todos los cañones apuntando a Juan Carlos Osorio.
Sin embargo, de Maria hizo oídos sordos y prefirió darle continuidad al colombiano que llevaba menos de un año en el cargo. A pesar de recibir el apoyo institucional, una porción importante de los fanáticos y periodistas continuaron dudando de las decisiones de quien supo ser ayudante técnico en Manchester City de 2001 a 2006.
Después del incendio contenido en Estados Unidos, los jugadores le respondieron a Osorio. Confiaron en lo que el «profe» pregona: presión alta y velocidad a la hora de atacar. Posesión de balón con mente ofensiva desde el primer segundo. De a poco el método se fue asentando, acompañado de los buenos resultados de las eliminatorias. Los jugadores históricos le abrieron las puertas a las futuras promesas para armar un plantel que no tiene una estrella rutilante, pero si una unión difícil de encontrar en las otros treinta y un paises participantes.
Alemania fue tan solo la punta del iceberg. No fue casualidad que el «tri» haya podido derrotar al último campeón del mundo. El trabajo del staff técnico, apoyado por la dirigencia, ya es evidente. Desde aquel México revulsivo de Lavolpe en Alemania 2006, que no se ve a un seleccionado capaz de ponerse cara a cara con cualquier rival. Atacando sin importar los apellidos que están del otro lado. Confiando ciegamente en lo que se prepara y plantea para cada cotejo.
Lo que sucedió con Osorio (86% de efectividad en 42 partidos como D.T.) tiene que ser tomada por las otras Federaciones de América. Si a un entrenador, ante el primer traspié importante, ya se lo pone en duda, es imposible que pueda obtener resultados. Los proyectos necesitan tiempo, sobre todo en selecciones que el tiempo de entrenamiento es mucho más escueto que en un club.
Los resultados que está obteniendo el colombiano no son mágia, son fruto de su excelente trabajo junto a un plantel comprometido con una idea clara: poner a México de una vez por todas en la élite del fútbol mundial. Al igual que sucedió con Carlos Bilardo en la previa de la Copa del Mundo de 1986, ya debe haber varios mexicanos (tanto periodistas como fanáticos) estampando y cociendo banderas con la leyenda: «Perdón Osorio».
