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Las consecuencias políticas del desastroso River-Boca

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El ministro de Seguridad de Buenos Aires, Martín Ocampo, presentó hoy su renuncia al cargo tras los incidentes violentos del pasado sábado en la antesala de la final de la Copa Libertadores, que dejaron varios jugadores de Boca Juniors heridos y una treintena de detenidos por los disturbios.

El alcalde de la ciudad, Horacio Rodríguez Larreta, anunció en una rueda de prensa que Ocampo le presentó su dimisión por los disturbios ocurridos el sábado en torno al estadio Monumental de River Plate, y adelantó que el vicealcalde, Diego Santilli, asumirá sus funciones.

«Martín Ocampo, el ministro de Justicia y Seguridad, me presentó la renuncia a la luz de los hechos de público conocimiento que ocurrieron el fin de semana, y decidí aceptar la renuncia», señaló el regidor, quien agradeció al ya exministro local el trabajo que ha realizado en los tres años que estuvo en el cargo.

Los disturbios hicieron que la segunda final de la Copa Libertadores entre los dos equipos más populares de Argentina fuera aplazada sin fecha por las heridas que sufrieron algunos jugadores de Boca Juniors cuando el autobús que los trasladaba al estadio fue atacado por hinchas del River.

Al respecto, Rodríguez Larreta reconoció que el operativo de seguridad «podía haber sido mejor, pues no hubiera sucedido lo que sucedió».

Sin embargo, reiteró que la responsabilidad de los hechos fue de los ultras violentos de River Plate, conocidos como ‘barrabravas’, que arrojaron piedras al autocar del ‘xeneize’ y generaron, según el alcalde, las situaciones de «mucha agresión alrededor del estadio, cosa que no es habitual».

Tras los incidentes, se levantó una polémica respecto a si la responsabilidad de la falta de seguridad fue del Gobierno de la Ciudad o del nacional, ya que ambos aportaron agentes policiales de su competencia.