La ciudad de Rosario siempre se ha caracterizado por ser un lugar especial, dentro de una nación como la argentina que está acostumbrada a regalarle al fútbol grandes nombres. Pero, como se dice, Rosario es otra cosa, como si las estrellas se alinearan para que dentro de esa tierra los niños tuvieran dones especiales para jugar, para ser distintos, para poseer verdadero talento natural. Dentro de esas muchas figuras, la leyenda y el mito se quedan con un zurdo de descendencia croata llamado Tomás Felipe “El Trinche” Carlovich.
Volante central con especial predilección por adelantarse en el campo para armar las jugadas de cara al gol y talento para driblar con las más espectaculares jugadas, vivió prácticamente toda su carrera dentro de lo que son las distintas categorías del ascenso y el amateurismo en Argentina. Formó parte de las inferiores de Rosario Central, e incluso debutó como profesional vistiendo sus colores, pero no jugaría más que un puñado de partidos en Primera División.
Entonces, si no tuvo actividad al más alto nivel ¿Cómo es que todos conocen su nombre? La respuesta a esa interrogante gira en torno a la palabra inconsistencia. Como muchos genios, el “Trinche” no era devoto del trabajo y el esfuerzo. Amaba la pelota y el fútbol, pero lo jugaba cuándo y cómo lo quería. La historia dice que nunca tuvo la voluntad de llevar su fútbol a cotas más altas, pero puede que sea precisamente eso lo que convierte su recuerdo en una oda al romanticismo clásico del juego.
Diego Maradona estampó una leyenda que decía: “Este Carlovich jugaba mejor que yo”
No existen grandes registros históricos de sus juegos y malabarismos con la pelota, solo anécdotas que relatan los que dicen que lo vieron jugar. Con los colores del Club Atlético Central Córdoba fue ídolo. Allí fue donde más jugó y brilló con una humildad que lo llevó a siempre asegurar que le bastaba con el cariño que le profesaban. Sus caños, regates y fintas forman parte de los cuentos que los pequeños escuchan en las escuelas infantiles rosarinas.
De su figura y su fútbol se dijeron muchas cosas, pero si se quiere tener una idea certera de lo que generaba debemos escuchar a otros ilustres argentinos cuando hablaban de él. César Luis Menotti que algo sabía sobre el fútbol, llegó a declarar que Carlovich “fue uno de esos pibes de barrio que, desde que nacen, tiene como único juguete la pelota. Era impresionante verlo”. José Pekerman aseguró que fue el futbolista más marvilloso que vió alguna vez. Marcelo Bielsa se escapaba de lo que estuviese haciendo única y exclusivamente para ver sus partidos. E incluso Diego Maradona estampó una leyenda que decía: “Este jugaba mejor que yo”, la última vez que se vieron. En sus elogios se puede ver claramente la admiración que sentían.
Desgraciadamente su cuento no tiene el final feliz que quisiera. En uno de sus acostumbrados paseos en bicicleta por su tan querida ciudad, sufrió un asalto el pasado miércoles 06 de mayo de 2020. El incidente y la violencia del acto lo dejarían inconsciente y en terapia intensiva luego de ser ingresado a un centro asistencial. En la madrugada de ayer no logró aguantar una operación que se le realizaría para contrarrestar un edema producto del golpe recibido. Falleciendo a los 74 años.
Se marcha un futbolista especial, dejando un profundo luto en su país. Una figura que por los años fue alimentada por el imaginario colectivo. Por la creencia ciega de que, si bien pocos lo habrán visto con sus propios ojos, fue todo lo que se decía. Y pudo ser mucho más. Lo cierto es que mientras las personas te recuerden, nadie muere completamente, y en el caso del “Trinche” Carlovich el mito y la leyenda siempre se mantendrán con vida.
¡Descansa en paz genio!