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Marcelo Gallardo vuelve a patear el tablero

Marcelo Gallardo
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River Plate despachó (2-0) como local a un aguerrido, intenso y aplomado Nacional de Uruguay por la ida de los Cuartos de Final de la Copa Conmebol Libertadores 2020. Polémicas del VAR al margen, “La Banda” perforó el cerrojo del “Bolso” en un segundo tiempo, en el que desgastó la estrategia conservadora de su espartano rival. Desde lo físico, pero también desde lo futbolístico. La profundidad y precisión en los metros finales que tanto habían escaseado en los partidos previos, finalmente, aparecieron para la tranquilidad del “Millonario”.

Marcelo Gallardo, ganador de 15 (de 17) duelos posibles cuando se trata de un cotejo con característica de mano a mano en la Copa Conmebol Libertadores, condujo a su equipo a sacar, hasta ahora, la ventaja más amplia dentro de los clubes que han jugado la ida de los cuartos de final en la presente edición. Cabe recordar que un día atrás, su archirrival, Boca Juniors, había sufrido horrores para dejar al Internacional de Porto Alegre en el camino en una serie de Octavos que parecía, a priori, sentenciada.

Marcelo Gallardo
Gonzalo Montiel marcó desde el punto penal ante Nacional.

De hecho, River fue el único equipo de los cuatro grandes candidatos a levantar la copa versión 2020 (junto con Boca, Gremio y Palmeiras) que fue verdaderamente superior a su rival. Sin que esto quiera decir que alcanzó el máximo de su potencial o que le pasó por arriba a su oponente. Es más, Nacional lo supo neutralizar en el primer tiempo y ese fue el mayor mérito de la escuadra de Jorge Giordano.

Palmeiras se mantiene como el único invicto del certamen continental, aunque hallara demasiadas dificultades en su visita a Asunción. Ni hablar de Gremio, que tuvo que conformarse con un 1-1 como local ante un alicaído Santos. Un penalti de Diego Souza al 90’ + 12’ salvó la papeleta a los de Renato Gaúcho. Racing y Boca medirán fuerzas a partir de la próxima semana en una llave intensa a más no poder.

 

La pizarra inacabable de “Napoleón”

Después de las flojas presentaciones del Verdão, el Tricolor Gaúcho y el Xeneize, la lupa estaba puesta en el River de Marcelo Gallardo. Para la gran mayoría, máximo candidato al título. Y aunque no cuajó su mejor desempeño, volvió a entregar una muestra inequívoca de solvencia y carácter. Cuando sus principales hombres en la gestación como Ignacio Fernández o Nicolás de la Cruz no gravitan o cuando le falta una figura tan influyente como Enzo Pérez, interruptor de sus avances a campo contrario, el equipo despliega todos los recursos posibles para quedarse con la victoria.

Y en eso mucho tiene que ver su técnico. A este River, al que muchos llaman máquina, es en realidad un equipo de autor. Muy bien dirigido en el planteamiento inicial y aún mejor corregido/rectificado mediante la dirección de campo conforme marcha el partido. Esto sin ahondar demasiado en la gestación del grupo, la dotación de minutos para los que mejor están y la asombrosa adaptabilidad para jugar en función propia, pero también del oponente. Un balance casi perfecto.

Ante Nacional, Marcelo Gallardo sorprendió a propios y extraños introduciendo una serie de modificaciones que en esencia buscaban minimizar la pérdida con tintes irreparables de Enzo, el jugador de River que más entra en contacto con la pelota en la actual copa. Salió un central experimentado como Pinola ante el cambio de sistema. Así, pasó del 3-5-2 al 4-1-3-2 sin ningún tipo de trauma. Los otros dos secretos bien guardados por el “muñeco” en la semana fueron los ingresos de Fabrizio Angileri y Jorge Carrascal.

Jorge Carrascal.

Fabrizio ofreció una buena performance defensiva ante la propuesta de Nacional de ser dinámico por las bandas. Carrascal liberó de marcas a un Nacho Fernández que vivió otra noche sin mucha inspiración y que llegó a propiciar la salida de River desde la zona del lateral izquierdo, sobre todo en el 1T. Una especie de Toni Kroos, versión “merengue”. El colombiano, tan elogiado por Gallardo hace días, comandó las intentonas “millonarias”, dejando destellos de su enorme desequilibrio en el 1vs1.

 

Matías Suárez, el eje del ataque

Pero sí hay un jugador que está cargando con el peso del ataque de River Plate esta temporada es Matías Suárez. El cordobés fue elegido como el mejor jugador del partido y con toda razón. Participó en la jugada de los dos penaltis, le anularon un gran gol, asistió a Zuculini y fue un quebradero de cabeza para la retaguardia uruguaya.

El ariete, de 32 años, suma seis goles y siete asistencias en lo que va de año. Sus caídas constantes por banda y sus recortes hacia adentro son una arma filosa al servicio de su club. Es por ello que en la actual copa ha generado por sí solo 9 grandes ocasiones de gol. Su producción crece partido a partido.

Matías Suárez es pieza fundamental en el ataque de Marcelo Gallardo.

Al final, los números de River resultan contundentes. 11 remates (6 al arco), lo que está por debajo de la media del equipo más rematador del torneo (69 disparos a puerta en 9 partidos). 25 goles en total, uno menos que Palmeiras, y una posesión cercana al 58% (la segunda más alta después de Racing). Más allá de todo número, es un equipo que a veces hace las veces de una navaja suiza. Con un repertorio inagotable de estrategias para destrabar todo tipo de partidos. Soluciones C.A River Plate.