Luego de perder 2-0 con Sport Huancayo, Alianza Lima consumó un triste descenso, tras 80 años consecutivos en primera división.
Lejana e imposible parecía repetir la vergüenza de 1939 y más con una fortalecida historia durante esas ocho décadas, pero el fin de semana pasado ocurrió la peor pesadilla para los hinchas blanquiazules.
En Perú, la Liga 1 es a temporada larga, pero está dividida en dos vueltas (torneo Clausura y Apertura), por lo que aparte de las tablas de cada vuelta o torneo, hay una tabla acumulada de todo el año, que de acuerdo al sistema de competencia del futbol peruano, se determina que los últimos tres lugares de esa tabla, perderán la categoría.
Luego de caer ante un cuadro que ni de cerca tiene su historia, el plantel de Alianza tuvo que refugiarse en una base naval. La afición estaba realmente furiosa.
En 35 partidos del total de la temporada, apenas ganaron seis. Amén de la desastrosa Copa Libertadores. Fue finalista de la temporada 2019 y se armó para competir en el año 2020, pero fue realmente catastrófico.
“Limpiaron” al equivocado
En junio de 2019, un grupo de seguidores de Alianza Lima compró las deudas que tenía el club con el fisco peruano y se encargaron del manejo. El último semestre de ese año el equipo navegó en aguas relativamente tranquilas luego de este tema financiero. La deuda era cercana a los ocho millones de dólares.
Sin embargo, el 2020 fue pésimamente planificado y no se supo surfear la ola de la pandemia del Covid-19
Con el DT Pablo Bengoechea, se gasta bastante dinero en fichajes como Jean Deza, Rubert Quijada, “Mudo” Rodríguez, Josepmir Ballón, Beto Da Silva más unos uruguayos, cómo el Dt, como Federico Rodríguez o “El Rocky” Balboa. Un “Dream Team” para pelearlo todo.
En los primeros meses el equipo arrancó mal. Bengoechea tuvo problemas con varios caciques del equipo y sumado a los malos resultados, el 7 de marzo renuncia al equipo. Justo por esos días explota el tema de la cuarentena global y quedan en el aire los jugadores.
“Mi mensaje no se oye”, dijo el técnico uruguayo sin profundizar en los conocidos casos de indisciplina filtrados por la prensa. Prefirió irse, en vista que Fondo Blanquiazul no quiso actuar contra los “desadaptados”.
Los casos de fiestas y escapadas estuvieron liderados por Jean Deza, que se veía con distintas mujeres en días de concentración o apenas horas de caer derrotado. Al rato, sería echado por el club por reincidencia.
Carlos Ascues fue otro elemento muy señalado por golpear a su mujer. El conocido internacional peruano, que tuvo una decorosa pasantía por el Orlando City de la MLS, no fue bien recibido por la afición en su retorno por su pasado. “No queremos de vuelta al borracho”. De hecho, Ascues falló un penal en ese fatídico partido en el que Alianza pierde la categoría.
Se buscaba un cambio radical
En los meses de la pandemia, el chileno Mario Salas toma el equipo vía remota. Apenas puede dirigir algunos partidos vía Zoom y fueron varias semanas después (y por las ventajas de ser técnico de Alianza Lima) cuando pudo llegar a Lima y unirse a sus nuevos dirigidos.
El error estuvo en que Salas tuvo un estilo bien distinto al de Bengoechea. El uruguayo usaba a sus futbolistas de forma directa, vertical y el chileno pretendía cambiar, sin mayor tiempo de trabajo a un juego de posesión. La idea fracasó.
Salas intentó camelar a la prensa y el público con el muy repetido verbo de “no ganamos, pero los muchachos entienden la idea y vamos bien”. Y ayudó mucho la primera imagen, en el debut, venciendo 3-0 a Binacional, pero luego vino la caída libre.
Su récord fue de seis empates, dos triunfos y seis derrotas en la Liga 1, cinco de ellas consecutivas antes de su salida en la caída 1-2 ante Deportivo Municipal. Ya el agua estaba llegando al cuello.
Guillermo “Chicho” Salas, un personaje muy querido por el club y respetado por los jugadores, dirigió el siguiente encuentro que se saldó con un fabuloso resultado para Alianza Lima: 4-0 sobre Melgar. Volvía la esperanza.
Pero al no tener la Licencia Conmebol Pro de entrenador, Alianza prefiere no meterse en líos y designa a su coordinador de categorías menores, el argentino Daniel Ahmed que debutó con empate 2-2 con Llacuabamba en el siguiente compromiso.
Sin embargo, el cuadro íntimo hilvanó otra racha de cinco derrotas consecutivas para perder definitivamente la categoría con el argentino al frente.
Las cosas se pusieron más tensas. Alianza Lima no tendrá la misma fuerza económica para 2021 por el descenso. Aparte, ha circulado una recolección de firmas de parte de un sector de la directiva de Alianza hacia otros clubes para votar por eliminar un cupo de descenso, que sería el de ellos o resolver con un play off con los de segunda quienes se quedan o se van.
La otra parte de la directiva está en desacuerdo y los hinchas también, lo ven deshonroso. Son días oscuros para un cuadro histórico de Sudamérica.