Mientras el mundo centra su atención en el récord de los 109 goles anotados por el máximo goleador histórico a nivel de selecciones, el iraní Alí Daei, una marca que está muy cerca de caer en manos del astro portugués Cristiano Ronaldo, el fútbol femenino hace alarde de tener en la figura de Christine Sinclair la verdadera dueña de este registro, aunque muchos no muchos lo sepan.
La mejor jugadora de todos los tiempos de Canadá, marcó a inicios de 2020 su tanto número 185 con las “Canucks”, superando a la estadounidense Abby Wambach, antigua poseedora de la espectacular marca. La Reina del Norte, lo logró con 36 años en un partido ante San Cristóbal y Nieves en el Preolímpico de la Concacaf 2020. Desde entonces, su nombre ingresó para siempre en el Olimpo del balompié.
Pero la historia de Sinclair no se resume a este colosal hito nada más. Para entender el fenómeno de quien ha representado a Canadá en 296 ocasiones, hay que remontarse al principio del nuevo milenio. Justo en el año 2000, durante la Copa Algarve en Portugal, una joven promesa de 16 años se enfundó la elástica canadiense, de la mano del entrenador Even Pellerud.
En el primer partido, la competitiva Christine Sinclair llegó a cuestionarse si tenía el nivel para compartir cancha con el resto de sus colegas. En el segundo encuentro, las dudas se disiparon y conseguiría el primero de un racimo de goles de todos los colores. La mayoría de ellos han servido para poner a Canadá en el mapa del fútbol femenino.
Con Sinclair, las “Rojas” han conquistado dos medallas de bronce en los Juegos Olímpicos, un back to back espléndido entre Londres y Brasil que la tuvo como máxima goleadora de la cita británica con 6 tantos. Además, obtuvo un meritorio cuarto lugar en su primer Mundial, el de Estados Unidos 2003. Y fue campeona de la Copa Oro 2010, los Juegos Panamericanos 2011, entre otras tantas conquistas.
El fútbol no fue su primer amor
Pero no siempre el fútbol significó todo en la vida de la pequeña Christine, quien comenzó a jugarlo a los 4 años en su natal Burnaby (Columbia Británica). Y es que como buena “sporty girl”, Sinclair pasó por varios deportes y el fútbol no era el primero en la lista de sus preferencias. Sí lo eran el volley, el basket o el béisbol. De hecho, llegó a jugar este último en un equipo de niños. Allí empezó a usar su mítico dorsal 12, en honor a su ídolo de la infancia, el segunda base de los Toronto Blue Jays, Roberto Alomar.
Del puertorriqueño, Sinclair tenía un póster gigante en una de las paredes de su habitación. Cuando no pasaba tiempo en su cuarto soñando con ser deportista profesional como su héroe boricua, Sinclair estaba en el vecindario jugando con niños más grandes que ella. “Era una lucha constante para demostrarles que yo pertenecía a ese lugar”, llegó a decir alguna vez la romperredes.
A los 11 años, Sinclair se decidió finalmente por el fútbol. La decisión parecía cantada, pues estaba inmersa en una familia ligada al “Deporte Rey”. Su madre Sandra era entrenadora y sus tíos Brian y Bruce llegaron a jugar en el fútbol profesional de su país.
Apenas unos años más tarde, sería descubierta por Pellerud y el resto es una historia, que se sigue escribiendo hoy a sus 37 años. El DT noruego fue el primero en llamarla “la mejor del mundo”. Pero ella, humilde como pocas, nunca lo creyó así.
Inspirar a las nuevas generaciones
La gasolina para continuar la encuentra en inspirar a otras niñas canadienses a perseguir sus sueños detrás del balón. Por más de 20 años, ha defendido con orgullo, pasión, pero sobre todo, con un talento especial y un espíritu de lucha sinigual a su amada Canadá.
Sus cualidades artilleras han servido a otros equipos para alcanzar el éxito, al margen de las “Maples”. Vancouver Breaker, FC Gold Pride o Portland Thorns, club con el que se desempeña desde 2013. Todos han sido testigos de una fuera de serie de 1.76 m, que tiene el arco grabado a fuego y recursos varios para agitar la red.
Hace tiempo que en Canadá se busca a la “nueva Sinclair”. Este ha sido el mayor legado de Christine. La evolución del fútbol canadiense en las últimas dos décadas no puede explicarse sin ella. De la primera Copa del Mundo que disputó en 2003 hasta la última en 2019, la diferencia en el nivel de expectación que despierta el fútbol femenino en el planeta es del cielo a la tierra.
Y en eso mucho ha tenido que ver, quien es junto con la brasileña Marta, la única futbolista capaz de haber marcado en cinco Mundiales distintos. La que tiene un lugar en el Paseo de la Fama de Canadá. La que ha vivido por y para el gol. La única e inigualable, Christine Margaret Sinclair. La goleadora de todos los tiempos.
