La FIFA, ese conglomerado ultra capitalista y supra nacional, que no tolera intromisiones de los gobiernos locales en sus normas, que miraba (o mira) para otro lado cuando de corrupción se trata, que no entiende de razones cuando se trata de llenar el calendario de partidos, sí, a ese le apareció una némesis microscópica pero evidentemente más potente: la Covid-19.
Hablar del virus que nos cambió la vida en este 2020 poco tiene sentido. Sus consecuencias son letales en todos los ámbitos y cada uno lo vive a su manera, incluso el planeta fútbol, que adaptó sus ritmos y urgencias a merced de la salud de la humanidad.
Intentando cumplir con sus compromisos, los calendarios y en el medio, la ventana de encuentros internacionales aparece como un obstáculo (ya bastante incómodo desde antes del Covid) pero ahora peor visto ante los apuros de tiempo, dinero y ¿salud?
Los protocolos sanitarios de cada país para limitar o evitar la pandemia hacen parte del nuevo fútbol y con ello los viajes son muy controlados. Hay naciones que piden cuarentenas de una o dos semanas para quien entra a su territorio, pero según la diplomacia de la FIFA, los futbolistas deben (o deberían) estar exentos.
Esa diplomacia negocia con las ligas y los gobiernos de turno, aunque esta vez la respuesta no es la misma de antes. La salud va primero (o el negocio) y así encontramos a los clubes chinos y norteamericanos limitando la salida de sus jugadores internacionales hacia los partidos de selecciones, alegando el tiempo de cuarentena obligada al regreso y la flexibilidad que dieron desde Suiza.
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También nos encontramos jornadas recortadas de ligas domésticas a causa de múltiples casos en los planteles (Italia o Francia, por ejemplo), o futbolistas que deben esperar en casa, como cualquier mortal, porque su prueba del Covid-19 salió positiva.
Lo cierto es que algunas Federaciones prefirieron mantener su calendario muy a pesar de las recomendaciones sanitarias y, apoyadas en la diplomacia FIFA, que esta vez falló pues solo miró a Europa y se olvidó del resto del mundo.
En Suramérica, por ejemplo, las selecciones se verán afectadas ante el no chino y estadounidense; además de otras que cuentan ausencias importantes porque los suyos padecen del virus. Poco le importa esto a la Conmebol y así lo vimos con la Copa Libertadores y ahora con el premundial, pues el “show debe continuar”. El Covid sigue haciendo estragos y ya ni siquiera la FIFA es capaz de contenerlo.
