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Érase una vez un club

Lionel Messi durante la derrota del Barcelona ante la Juventus.
Lionel Messi durante la derrota del Barcelona ante la Juventus.
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Hace apenas una década, el FC Barcelona marcó un precedente en el fútbol mundial. Una hazaña única e irrepetible hasta ahora: un sextete, o sea, ser campeón del máximo de torneos posibles disputados por un club europeo durante una temporada.

Luego vinieron más títulos, más glorias y más alegrías, que le hicieron la institución la más respetada durante una década. Su calidad juego inalcanzable, llevada del fútbol al arte, presumía de dinastía, algo que, desafortunadamente para los aficionados del buen fútbol duró poco.

En la misma medida en que se fueron sus grandes figuras (Guardiola, Xavi, Iniesta, Puyol, Abidal, Dani Alves, entre otros) el brillo se fue extinguiendo. La dirigencia no supo mantener el ritmo y proyectar a futuro un relevo necesario y normal para sostener la vanguardia.

Los triunfos en Liga y Copa del Rey no maquillaban los reveses, –algunos deshonrosos-, en la Liga de Campeones como la remontada del Liverpool o la goleada del Bayern Múnich.

En medio de escándalos de corrupción y negocios desatinados (compra y venta de jugadores), el presidente, Josep Bartomeu, renunció antes de ser echado por los socios, demostrando la debacle deportiva, económica y moral de la institución. Se fue el directivo, pero el daño ya estaba hecho.

Lionel Messi contra Cristiano Ronaldo en la derrota del Barcelona 3-0 ante la Juventus.
Lionel Messi contra Cristiano Ronaldo en la derrota del Barcelona 3-0 ante la Juventus.

Hasta Lionel Messi, el hombre que cambió la historia reciente del club mostró su desgano y enfado, al no alcanzar los objetivos previstos. Hoy su aura de genio se disipa en medio de la mediocridad gerencial que le condena a entrenadores de poca monta y a compañeros sin suficientes pergaminos.

La goleada frente a la Juventus en casa terminó de desnudar las carencias de un plantel escueto y la displicencia de un entrenador que no da pie con bola.

38 partidos seguidos sin perder como local en competiciones europeas hasta aquí. De hecho, para ver al Barcelona clasificarse segundo en fase de grupos hay que remontarse al 2007, una demostración del dominio mantenido en los últimos años.

Hoy el Barça no es “mes que un club”, sino la sombra de ello. La crisis se transformó en urgencia y para remediarlo hacen falta cambios drásticos; una reestructuración que tomará tiempo y sacrificios, incluido quizás el de su mejor pieza, porque Messi no merece este Barça y el Barça no merece a este Messi, aunque fuera el único que mostrara algo de ganas frente a los italianos.