Este martes se dará el pistoletazo de salida a los octavos de final de la siempre apasionante UEFA Champions League. Sin embargo, la fiesta no estará completa. Un agitador de lujo de las emociones neutrales y, también las partidarias, brillará por su ausencia una vez más. Un malabarista como pocos del balón no podrá decir presente por tercera vez en los últimos cuatro años. Sí. Hablamos de Neymar, probablemente, el futbolista más excitante de ver en los últimos tiempos.
Antes de entrar en detalle de la retahíla de lesiones que ha tenido a maltraer al astro brasileño y sus posibles causas, convendría decir que lo que más ocasiona pesar de que Neymar se ausente de esta clase de citas decisivas (Barcelona-PSG), es que se vuelve a malgastar una bala en el intento de presenciar la investidura del “Nuevo Rey”.
Cada año que pasa con Neymar en el dique seco mientras se exprimen las naranjas más jugosas de la campaña, se convierte en la promesa inacabada del heredero que no puede acceder al trono que le pertenece por condiciones naturales.
Sin ir muy lejos, el año pasado contando con la plenitud de su físico, Neymar llevó en volandas al PSG hacia la final de la Champions. Con un Lionel Messi y un CR7 en horas bajas en la esfera continental, cuando se despeja la ecuación del “mejor del mundo”, esta tiene como resultante al crack de la casaca “10” de Brasil y PSG.
Y es que el ex Santos es un futbolista decisivo, encarador, pasador, goleador, inquilino más esporádico de la banda izquierda, eso sí, y dueño absoluto del carril central. Un jugador mágico que se adapta cada vez más y mejor a las las claves absolutas del fútbol: espacio-tiempo. Su rol de turno cobra vida según lo que pide el juego infinito.
Crítica francesa
En Francia, se pone en duda el compromiso de Neymar. El prestigioso diario L’Equipe publicó una lapidaria portada con la imagen del crack parisino en la que tituló “La trampa de cristal”. En las páginas interiores, el afamado medio abundaba en las diversas lesiones que ha tenido Neymar desde su debut el 13 de agosto de 2017.
Desde su llegada al PSG, “Ney” se ha perdido un total de 88 partidos en todas las competiciones, jugando solo un 54% de los minutos posibles. En París dan a entender que muchos de estos percances, sobre todo, los que tienen que ver con problemas musculares, tienen que ver con el agitado ritmo de vida del paulista.
No cumplir con las “horas de sueño suficientes” o no tener una “alimentación o hidratación adecuada” son señaladas como causantes de las recurrentes lesiones. Lo cierto es que muchas veces estas lesiones de Neymar son más bien de índole traumáticas y tienen mucho que ver con la fuerza excesiva que se usa para contenerle. Solo haría falta recordar la durísima entrada de Camilo Zúñiga en la Copa del Mundo Brasil 2014 que le fracturó la tercera vértebra lumbar.
En Francia, Neymar ha sufrido traumatismos tan severos como fracturas metatarsianas un par de veces, una ruptura de ligamentos en la articulación del tobillo y magulladuras en las costillas. Estas afecciones le han imposibilitado estar en los cruces de octavos de final ante el Real Madrid, duelo de ida (2017-2018), ante el Manchester United (2018-2019) y ahora le hará perderse la llave ante su antiguo club, el FC Barcelona.
¿Cacería de magia?
Esta temporada, Neymar ya se ha perdido 17 encuentros por motivo de las lesiones. La última de ellas, se produjo hace casi una semana en el partido de Copa de Francia ante el SM Caen de la Segunda División. Una fuerte entrada de Steeve Yago derivó en la salida del campo del volante amazónico en el minuto 59. Los malos presagios se consumaron: cuatro semanas por dolencias en su aductor izquierdo.
Si la patada que recibió fue desencadenante o no de la última lesión, queda en segundo plano. Muchos incluso apuntan contra el estilo de juego virtuoso del brasileño. Es decir, que son sus excesivas florituras sobre el campo las que le convierten en una carnada fácil para las patadas y, por ende, las lesiones. En defensa de Neymar, habría que decir que siempre se ha expresado en el campo de la misma manera. Si su estilo danzarín molesta sobremanera a sus oponentes habla peor de ellos que de él mismo.
El atacante, de 29 años, hizo un posteo en Instagram donde se cuestiona incluso si debería cambiar su forma de jugar. «La tristeza es grande, el dolor es inmenso y el llanto es constante. Una vez más me detendré un rato para hacer lo que más amo en la vida, que es jugar al fútbol. A veces me siento incómodo por mi estilo de juego, porque regateo y acabo golpeado constantemente, no sé si el problema soy yo o lo que hago en el campo…»
Lo absolutamente cierto es que si el PSG no logra reponerse a la baja de su astro y muerde el polvo ante Barcelona, seguramente, rodará otro año en el que Neymar no logre posicionarse en puestos de vanguardia en la carrera hacia el Balón de Oro. “Ney” tiene todo para ser el “Nuevo Rey”, pero las lesiones en momentos decisivos le siguen alejando de la corona. De seguir con este ritmo de lesiones, a su retiro, Neymar ocupará un puesto en la historia del fútbol mucho más bajo de lo que le presupone su talento. Una infinita pena.
