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Agüero, el superhéroe de Mánchester

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«A los 12 años, cuando iba a la cancha a ver a Independiente, lo único que pensaba era que quería estar ahí. No me imaginaba que a los 15 años iba a debutar y que a los 18 me iba a ir a Europa», recordaba Sergio Agüero. Probablemente, tampoco se imaginaba que Manchester sería en su vida como Ciudad Gótica para Batman. En Inglaterra obtuvo poderes sobrehumanos. Fue distinguido por haber realizado una hazaña extraordinaria, y así será recordado, como un héroe mancuniano por todos los ciudadanos.

En 1983, Manchester City descendió a la segunda división de Inglaterra. Esa fue la raíz que sostuvo a un período marcado por la inestabilidad deportiva del equipo de Manchester. El City se convirtió en un balancín, popularmente conocido como subibaja. En 1998, el vaivén deportivo de años previos, culminó con una bajada a tercera división. En la temporada 2000-01 volvió a jugar en primera, sin embargo, en ese mismo torneo regresó a segunda al ocupar el puesto 18 de la tabla. Tras su ascenso definitivo en 2001, le llevó 8 años ocupar un podio de Premier League -algo que logró recién en la temporada 2010-11 de la mano de Roberto Mancini. Hacía 44 años que no lograba ser campeón y 36 que no alcanzaba siquiera un subcampeonato. Mientras que, desde la llegada de Agüero, el club obtuvo 5 campeonatos y 3 subcampeonatos en un periodo de 10 años.

Por su parte, el ‘Kun’ debutó en primera división con Independiente un 5 de julio de 2003, cuando tenía 15 años. Ocho años después -y tras dejar su huella en suelo madrileño- llegó a Manchester. Cuando arribó a la Premier se vio obligado a subir el voltaje; una liga que exigía estar enchufado durante más tiempo. Era un fútbol rápido y preciso que requería máxima atención y tensión. Era como un metegol, de ida y vuelta. Y en esos años aprendió a ser un jugador de Premier por excelencia. Seguir de cerca y tocar de primera.

Agüero

En determinadas ocasiones, quema en los pies al igual que la arena abrasadora en verano. Arde como un día de sol de incendio. En otras, se congela como una bola de nieve en la Antártida. Suele rodar, aunque se dice que algunos no la ven ni cuadrada. A veces vuela y termina fuera de los límites de juego, en la tribuna. Pero un doctor especializado en fútbol dijo que no hay que castigar al hincha que se la lleva; hay que penar al futbolista que la pateó criminalmente hasta allí. Hay que decirle «esa la pagas vos». Y si esos -criminales- la pagaran cada vez que la pierden, la cuidarían con sus vidas. Porque el fútbol es vida, pero sin una pelota no respira.

Y él sí que la cuidó. La protegía tanto que la acompañaba hasta su casa, el arco. Había que enamorarla todos los partidos, y de una u otra manera supo cómo conquistarla en Manchester. En 389 encuentros con Manchester City, Agüero la guardó 260 veces en el cofre enredado.

Al Kun no le quema ni se le congela la pelota en los pies. Le gusta tenerla, hacerla rodar. Supo sacarla a pasear por la ciudad. Se acostumbró a salir del área y asociarse frecuentemente con los mediocampistas, como en su momento Touré Yaya, David Silva, Samir Nasri o -recientemente- Kevin De Bruyne. Salir, tocar y volver a entrar.

Agüero

Agüero debutó en Premier League un lunes 15 de agosto de 2011. Entró a los 60 minutos y se presentó con un doblete frente al Swansea City. En tanto que jugó su último partido en Premier un domingo 23 de mayo de 2021. Ingresó a los 65 minutos y se despidió con un doblete frente al Everton. Pero… ¿Qué pasó en Premier League durante esa década?

En 10 años, el argentino ganó 5 títulos de Premier League, completando un total de 15 trofeos con los ‘Citizens’. Se convirtió en el máximo goleador histórico del club. Sus estadísticas en Premier son tan maravillosas como el país de Alicia. En dicha competencia, se transformó en el cuarto máximo anotador histórico -por encima de Frank Lampard y Thierry Henry. En el máximo goleador extranjero. El jugador que más goles anotó con un mismo club con 184 tantos. Tiene el record de más premios al Jugador del Mes con 7. Es el jugador con más hat-tricks -con 12. Y, por último, integra la lista de jugadores que convirtieron más goles en un único partido con 5.

Cuando la pelota cruza una línea hay un grito de locos que, sin embargo, naturalizamos. Naturalizamos gritar porque una pelota cruzó una línea, y está perfecto. Agüero fue la cuerda vocal del grito en Manchester, vibró los arcos de goles para producirlo. Un relator -aparentemente- imparcial se desgañita cuando una pelota cruza una línea. Gritamos sin importar el lugar, sin respetar espacios públicos o casas ajenas.

El gol y el relato son una pareja. Son el uno para el otro, y siento que así será por siempre. Porque el gol sin el relato es incompleto, imperfecto. Y el relato no viviría sin el gol. El gol es un arte, el arte del gol, golearte. Porque el relato de Víctor Hugo Morales es música y el de Martin Tyler, aquel 13 de mayo de 2012 a los 93 minutos y 20 segundos del partido, también.

«Una tendré que tener –pensaba–. Me voy a tirar abajo a buscar la pelota». Mario Balotelli le había dicho: «Haceme una pared, boludo; haceme una pared, boludo».

En resumen, Manchester City y Manchester United llegaron a la última fecha de la Premier League 2011/12 con la misma cantidad de puntos. El City debía enfrentar a Queens Park Rangers, mientras que el United a Sunderland. El equipo comandado por Alex Ferguson estaba ganando su partido en el Stadium of Light, en tanto que el de Mancini perdía por 2-1 a los 90 minutos de juego. Edin Džeko empató de cabeza el encuentro, pero ese resultado no alcanzaba. Quedaban dos minutos de los cinco agregados por el árbitro, y los ‘Diablos Rojos’ se estaban consagrando por segundo año consecutivo, pero… Tyler comenzó el relato: “El Manchester City sigue vivo aquí… Balotelli… Agüeroooo!!!

Te juro que nunca volverás a ver nada como esto. Así que míralo… bébelo… Acaban de escuchar las noticias en el Stadium of Light. Dos goles en la prórroga del Manchester City para arrebatarle el título al Manchester United… ¡¡¡Estupendo!!!”. Y no me gustan las típicas frases hechas, pero realmente que después de ese partido el resto es historia. Es simple, es el jugador argentino más preponderante en la historia de la -considerada por muchos- mejor liga del mundo. Agüero es para Manchester lo que Steven Gerrard para Liverpool; John Terry y Thierry Henry para Londres. Está a ese nivel.

Un gol es un beso, un abrazo; una alegría, una tristeza. Es la terapia del futbolista. Significa un título, como el de Agüero en 2012. Un gol tiene más pasión que la palabra sentimiento. Es más, deberían cambiar su definición; Gol: Sentimientos. Y un sinónimo de gol es Sergio Agüero, quien supo transmitirle 260 sentimientos a los hinchas del Manchester City. El gol es como un número para Matemática, cuántos más goles, más problemas para el rival. Es como una letra para la Literatura, y cuantas más letras, más lindo fue el gol; golazo, requetegolazo, recontragolazo, requetecontragolazo, como fueron siempre los del ‘Kun’.