Riquelme era un personaje indómito. No hablaba mucho, era muy cerrado. En ese momento sólo dialogaba con Sergio Gendler, el único interlocutor era él. Estaba en Villarreal y no iba a las conferencias de prensa, un perfil acerbo. El periodista deportivo Pablo González -conductor del programa “Sin Cassette” transmitido por TyC Sports- se encontró en un evento con su colega.
—A Román le gusta “Sin Cassette” —comentó Gendler.
—¿Qué significa eso? —preguntó incrédulo González.
—Que a Román le gusta “Sin Cassette” —repitió—. Yo te la dejo picando.
Sin dudas que el comentario picó en el espíritu periodístico letal de González, y la roncha creció. La nota con Juan Román Riquelme era una misión imposible, como para un periodista de espectáculos lo sería entrevistar a Tom Cruise; o para un periodista especializado en rock la satisfacción de cubrir un recital de los Rolling Stones. Pero, el actual vicepresidente de Boca Juniors, era uno de esos entrevistados a los que había que ir bien estudiado, si no lo tenías claro te agarraba en offside.
González empezó a averiguar por el sector de prensa del Villarreal. En aquella época, una mujer era la designada en el cargo de jefa de prensa.
Mientras tanto, en el sureste de la provincia de Castellón, dicha jefa de prensa le comentaba a Riquelme las solicitudes de entrevistas.
—Hay una nota de Marca.
—No quiero.
—Hay una nota de As.
—No quiero.
—Hay una nota de Mundo Deportivo.
—No quiero.
—Hay uno, Pablo González, hace “Sin Cassette” —Román escuchaba y se reía.
Finalmente, Pablo González se comunicó con ella.
—Mira, me pasa algo raro… —Comentó la encargada de prensa, y le explicó la situación.
—Pero, ¿qué significa?
—Que se ríe.
—Pero yo estoy en Argentina, no puedo ir hasta allá porque el pibe se ríe —La española no encontró respuesta alguna—. Mira, yo voy a ir el mes que viene, voy a estar en Madrid, te escribo.
Un mes después y ya en Madrid, González llamó nuevamente a la jefa de prensa para comentarle que tenía pensado ir a Villarreal. Del otro lado del teléfono, a 310 km, la respuesta fue: “Yo diría que te vengas”.
Eran las seis de la madrugada, el auto alquilado ya se encontraba en marcha y con destino a Villarreal. González y su productor llegaron “con todos los temores llamados Riquelme”. Su figura imponía respeto.
Un gran Juan Román Riquelme salió de una pequeña puerta; cabello asaz oscuro, remera gris de entrenamiento, Adidas Predator Absolute. Los saludó e inicio la conversación:
—¿Me quedo en botines?
—¿Por qué? —Preguntó González algo alucinado ante la situación.
—Y porque como siempre terminan jugando.
Ya se lo notaba predispuesto. Previo a la nota el entrevistado era Riquelme, y en el transcurso de la misma fue Román. Por fuera parecía compacto, pero por dentro de humildes sentimientos. Su exterior estaba marcado por lo que se comentaba y por el difícil hecho de conseguir una entrevista. Su interior fue la nota, lo que dijo él y no lo que decían de él. Se vio la persona más allá del jugador de fútbol.
En muchas ocasiones, se olvida la presencia de la persona. De ese pibe que priorizó hablar con Pablo González, pese a no ser del medio más reconocido que lo buscaba. Que dio la nota con la cabeza baja, casi mirando al suelo, con risas genuinas y a veces hasta nerviosas. A quien el fútbol era lo que más feliz lo hacía, pero también era su trabajo y de dicha manera lo afrontaba. Cuando observas más allá de lo mediático, del marketing, de la apariencia, es cuando conoces a Román y entiendes a Riquelme.