Cuando el FC Barcelona cerró la incorporación de Adama Traoré en el mercado de fichajes invernal, comenzaron a llover las críticas al club debido a que “se estaba fichando al suplente de Trincao en el Wolverhampton”, un enunciado con múltiples matices que no vienen al caso y que solo buscaba llevar el análisis al extremismo, sin tener en cuenta lo que podía aportar el futbolista dentro de un equipo que tenía un problema que no se podía resolver desde la pizarra: Escases de talento individual ofensivo, tanto para los buenos como para los malos partidos a nivel colectivo.
La cuestión es que, sin la necesidad de adaptación, está teniendo un impacto sensacional dentro del plan de juego de Xavi Hernández y está aportando registros que el colectivo no tenía antes de su llegada, que eran claves para poder acercarse a la victoria. Un valor que no se puede minimizar si tenemos en cuenta que es un conjunto en construcción y que necesita tiempo para seguir evolucionando.
Una pieza que necesitaba el rompecabezas
El extremo no ha cambiado su esencia lo que lo ha caracterizado en su carrera en Inglaterra. Y Xavi se ha adaptado a sus condiciones para poder sacar provecho de él. Todo para que su impacto sea positivo dentro de una estructura que necesitaba un perfil parecido a él.
Traoré es un que le facilita al Barcelona llegar a campo rival, tanto por su impresionante conducción aprovechando su físico como por su velocidad para atacar los espacios. No destaca en otro tipo de registros asociativos, pero es una vía de escape para poder desatascar jugadas en momentos puntuales y poder generar las ventajas que el equipo no puede construir en ataque posicional.
Adama sobre lo que le pide Xavi: “El míster pienso que pide lo mismo a todos los extremos. Gracias a mi 1 vs 1, atraigo jugadores. Entonces, intentar decidir bien. Si hay 2 o 3 encima de mí significa que hay jugadores libres. Y, a partir de ahí, jugar con eso y explotar mis cualidades, también en el contraataque”.
Adama Traoré, una solución a los problemas
Su intervención en el juego, a nivel de contactos con la pelota, es menor a la del resto de atacantes (lo que es una buena noticia para el equipo debido a que lo necesitan menos para llegar a zonas de remate), pero no puede ser denominado un futbolistas de jugadas y no de juego, porque su presencia y amenaza constante es un condicionante para el rival. El Barcelona puede relacionarse por izquierda, sabiendo que el costado opuesto tiene a un extremo capaz de marcar la diferencia con o sin ventajas. Necesita muy poco cuando el equipo lo requiere mucho cuando conectan con él.
Y, cuando es el rival el que domina el partido, el español tiene cualidades para sacar al equipo de campo propio con dos posibles destinos:
- Posicionarse en campo rival para comenzar a atacar. La manera más sencilla para alejarse de su propio arco y del gol rival.
- Terminar la jugada con velocidad, agregando un registro más dentro del plan de Xavi.
Jugada contra el Napoli:
Sus 4 asistencias (5 partidos) son el reflejo de su capacidad para marcar la diferencia. Y a la necesidad que tenía el equipo de tener un perfil de sus características. No hay dudas de que Adama Traoré dejó de ser el “suplente de Trincao” a una de las piezas más importantes del ataque de un FC Barcelona que evoluciona día a día.