Barcelona y la eliminación en Champions: La normalidad del fracaso
Las derrotas suelen encontrar pocos consuelos y si llega tal como la que dejó afuera a Barcelona de la Champions League con un humillante 8-2 a manos de Bayern Munich en los cuartos de final, aún más complicado de procesar se vuelve. No hay palabra que se acomode más a esta situación que la de fracaso, quizá la más resistida en todo el deporte.
Pero es precisamente el fracaso y las caídas son lo más habitual en el fútbol. En el caso de la principal competición europea, 31 equipos deben ver como solo uno se corona. El camino para levantar un título es largo y complicado en el que muchos factores inciden para que los resultados acompañen al que celebra en el partido final.
Es por eso que la derrota, aunque sea complicado de procesar, es lo habitual. No hay equipo o jugador que no conozca la parte más amarga del deporte y que en toda su carrera solo sienta satisfacciones.
Muchos de los grandes campeones en la historia del fútbol se han empezado a gestar luego de sus caídas más estrepitosas. Sobran los ejemplos en que las transiciones a la gloria tuvieron que vivir capítulos dolorosos para resurgir de la mejor manera. Hasta el rey de Europa, el Real Madrid con sus 13 Champions League, pasó 32 años sin consagrarse en la competición, en los que llegó a ocho semis y perdió una final a manos del Liverpool.
Otro caso más reciente pero que el éxito ha nublado la historia que hay detrás es de la selección de Alemania. Con un grupo experimentado en el que fue subcampeón en Corea y Japón 2002, en la Eurocopa de 2004 cayeron eliminados en la primera ronda en un grupo que compartían con la entonces poderosa República Checa y Holanda.
Eso le costó el puesto a Rudi Voller como técnico, luego llegó Jurgen Klinsmann, quien dejó a Joachim Low y con un ciclo de trabajo a conciencia consiguieron el Mundial de Brasil 2014. En medio de todo eso no se consagraron ni en Alemania 2006, Sudáfrica 2010 o las Euros de 2008 ni 2012.
De esas experiencias en los banquillos de Low su principal asistente fue Hans Flick, el inesperado nombre que surgió como interino del Bayern Munich cuando parecía que esta temporada venía una debacle total y hoy intimida a nivel continental al hacer gala de todos sus atributos para pasar por encima de Barcelona.
Los bávaros son otro de los ejemplos que sirve para ilustrar cómo un fracaso puede llevar a una redención. El proyecto con Klinsmann tocó fondo en los cuartos de final de Champions League en la 2008-09 cuando el Barcelona de Josep Guardiola pasó la aplanadora gracias a un 5-1 en el marcador global en una temporada sin atenuantes en el éxito blaugrana.
En Barcelona la vergüenza más reciente no es casual. Roma y Anfield fueron avisos del cambio de rumbo que debían tomar y que esquivaron hasta que la cuerda reventó en su totalidad. El fracaso llegó y a su entorno le dolerá por mucho tiempo, pero como lo ha demostrado el fútbol es la oportunidad de oro para comenzar de cero, como en esa ocasión cuando Pep tomó el timón en un equipo talentoso pero marcado por la indisciplina de Ronaldinho y otros actores que habían sido fundamentales. La derrota es común, lo importante es qué hacer tras sufrirla.