Navidad. Tiempo de amor y de paz. El imaginario popular traza en su mente cenas familiares, amor, regocijo, regalos, paz…
Sin embargo, en la Premier League no siempre es así. Y de hecho, las famosas fiestas de navidad de ciertos equipos han sido “legendarias” por el desmadre absoluto por cómo han terminado.
Borracheras, regalos de mal gusto, enanos volando, orgías… son muchas las historias que hay detrás de estas, en teoría, tranquilas cenas.
Durante años, medios ingleses como The Mirror, The Telegraph o especializados como Four Four Two se han encargado de recopilar estos eventos vergonzosos en el que debería ser el mes más tierno de año. Seleccionamos algunos “inolvidables” incidentes que han ocurrido con los equipos más grandes de Inglaterra.
El carro destrozado (West Ham, 1998)
El dúo de «hammers» Neil «Razor» Ruddock y Trevor Sinclair se vio envuelto en un montón de problemas después de una fiesta navideña temáticade los años 70 en Essex, una conocida discoteca de Londres. Después de haber sido expulsados de ella por mala conducta, la pareja supuestamente destrozó con unos palos un Mini Cooper estacionado que pertenecía a una terapeuta de belleza local. Los espejos retrovisores fueron arrancados y los vidrios rotos cuando se produjo el caos general. Ambos fueron multados por la justicia.
El ojo cerrado (Manchester City, 2004)
El mediocampista Joey Barton fue tristemente célebre en el club nocturno Lucid de Manchester. Los informes sugieren que el joven Joey estaba, alardeando de su contrato de 27 mil libras por semana e intentando hacer agujeros en los trajes de los otros jugadores con un cigarro encendido en un profundo estado de ebriedad.
Cuando el jugador juvenil Jamie Tandy se ofendió por haber perforado su saco e intentó devolver el favor con un encendedor, Barton golpeó accidentalmente el cigarro en el ojo izquierdo del joven de 18 años. Las consecuencias fueron terribles y Barton tardó seis semanas en recuperarse de las quemaduras en el párpado.
Extraña fantasía (Liverpool, 1998)
El internacional inglés Jamie Carragher dejó una huella por una actitud muy extraña en la fiesta de Liverpool de navidad de 1998, cuando supuestamente se puso a «decorar» con una lata de crema batida a un grupo de strippers mientras estaba vestido como el Jorobado de Notre Dame en un club nudista. El espectáculo fue tan dantesco que su compañero, Michael Owens, se fue del local apenado.
Los enanos voladores (Chelsea, 1994)
El siempre polémico Vinnie Jones hizo todo lo posible para cerrar con «broche de oro» la ronda de recorridos por pubs del oeste de Londres, hasta llegar a uno que presentaba un juego de fiesta único: lanzar enanos. «La idea era recoger a un enano y lanzarlo tan lejos como pudieras», recordó más tarde su compañero de equipo Tony Cascarino, otra desadaptado más. “Tuve una oportunidad, pero no recuerdo cómo lo hice. Eran más pesados de lo que esperaba».
El peor intercambio de regalos (Newcastle, 1998)
El escuadrón de Newcastle de 1998/99 llevó a los juegos pesados a un nuevo nivel. Las bromas pesadas ocurrieron en el intercambio secreto de regalos. El mediocampista alemán (y judío) Didi Hamann fue el receptor de una copia de Mein Kampf de Adolf Hitler, mientras que el defensor italiano Alessandro Pistone recibió un corazón de oveja real, en una burla por su aparente falta de compromiso en el campo.
La ira de Alex Ferguson (Manchester United, 2007)
Después de la fiesta de navidad de 2007, Alex Ferguson se convirtió en el “Grinch” y prohibió todas las fiestas de navidad después de un desmadre sin precedentes. La historia cuenta que los jugadores se embarcaron en una gigantesca sesión de bebida de 13 horas y 4.000 libras esterlinas por cabeza que incluyó karaoke y varios clubes de striptease. Las cosas culminaron en una fiesta en un hotel que involucró a 80 mujeres elegidas a mano, lo que fue descrito por una fuente sensacionalista como «un horrendo mercado de ganado» y una terrible pero inolvidable orgía con jóvenes que rozaban los 18 años.