Sergio Ramos, el defensa con alma de delantero, el capitán de la selección española, se mantuvo fiel a su cita con el gol y con un nuevo penalti allanó el camino de la victoria ante Suecia.
El zaguero sevillano sumó su vigésimo gol con la Roja y es el segundo defensa en la tabla histórica de artilleros, a nueve de otro exjugador del Real Madrid, Fernando Hierro. Ha marcado en siete de los ocho últimos partidos que ha disputado con España.
Ramos fue homenajeado por la Federación Española (RFEF) en los prolegómenos del encuentro por haberse convertido en Islas Feroe en el jugador del mundo con más victorias en el ámbito de selecciones nacionales (122).
Acompañado por su familia y en medio de un pasillo del resto de los internacionales españoles recibió una placa como reconocimiento a tan significada cifra, que luego amplió a 123 en 165 encuentros, tan sólo dos menos que su amigo Iker Casillas.
Sergio debutó el 26 de marzo de 2005 en un amistoso contra China en Elche, al sustituir a Carles Puyol. Luis Aragonés le situó de lateral diestro, su posición original, con la que España, por ejemplo, se proclamó campeona mundial.
Mantiene la misma ilusión que entonces. Con el brazalete en su brazo izquierdo es la referencia del equipo, el alma, el capitán. Generosidad no le falta, como demostró al ceder el segundo penalti del encuentro al ahora atlético Álvaro Morata, que sumó su decimosexta diana con el equipo nacional.
Día feliz después de jornadas muy duras. Primero por la polémica con su club al reunirse con el presidente, Florentino Pérez, y anunciarle una oferta del fútbol chino, solventada con una comparecencia en la que garantizó su continuidad.
Y después por el fallecimiento de su compañero y amigo José Antonio Reyes en accidente de tráfico, un trágico suceso de llegó al corazón de Ramos.