Llegar a Anfield Road con una derrota 3-0 ante Barcelona era un panorama bastante oscuro para Liverpool. Jürgen Klopp, realista, pensaba que era imposible lograrla. Pero sus pupilos lo lograron: están en la final de la Champions League con un contundente 4-0.
Dobletes de Divock Origi y Georginio Wijnaldum, y sin los lesionados jugadores Mohamed Salah, Roberto Firmino y Naby Keita, guiaron a los Reds a la gloria.
«Les dije a los muchachos antes del partido que era imposible. Toda la actuación, todo el juego fue en realidad demasiado. Fue abrumador», apuntó el alemán.
Liverpool alcanzó su segunda final consecutiva, al caer en la pasada 3-1 ante Real Madrid.
«He visto tantos partidos en mi vida…, pero no recuerdo ningún choque como éste. Ganar ya era difícil, pero hacerlo sin encajar goles… No tengo muchas más palabras, más que decir que es increíble», añadió el ex entrenador del Borussia Dortmund.
«Esta mezcla de potencial y de un corazón increíble nunca antes la había visto», recalcó Klopp. «Y en un partido como éste tienes que tener mucha confianza. Esto realmente demuestra que todo es posible en el fútbol».
Los ingleses enfrentarán en la final del 1 de junio en el Wanda Metropolitano al Tottenham, que remontó ante el Ajax ganando 3-2 la vuelta en Amsterdam (global 3-3).