James Rodríguez volvió al Real Madrid y dejó una imagen que parecía imposible de verse hace unas semanas al ponerse el uniforme merengue en los entrenamientos de pretemporada.
El colombiano terminó su cesión con el Bayern Munich y de ahí en más se le presentaban todo tipo de opciones para evitar un reencuentro con Zinedine Zidane, el entrenador que lo relegó a un segundo plano con el equipo.
Napoli y Atlético de Madrid se disputaron su fichaje pero ninguna de las propuestas se cristalizó y el mediocampista debió cumplir con su obligación contractual: reportarse a los entrenamientos.
Sin embargo, parece una oportunidad perfecta para que James demuestre que está hecho para los equipos de élite mundial, aunque las circunstancias no se muestren favorables.
El primer punto positivo para Rodríguez es que podría tener un espacio importante en la rotación de Zizou luego de la lesión de Marco Asensio, que podría extenderse hasta por más de la mitad de la temporada.
Pero más allá de eso, Real Madrid parece aún un equipo en construcción. La goleada 7-3 en contra de manos del Atlético de Madrid desnudó las falencias de un conjunto que no termina de encontrarse desde hace varios meses.
James es y, parece, seguirá siendo de la casa blanca, esa a la que llegó luego de irrumpir con fuerza tras el Mundial de Brasil 2014. Cinco años después cuenta con mayor madurez pero con la espina de no poder destacar en los mejores equipos del mundo.
Tiene el espacio y solo espera porque esta vez Zidane sí lo vea como una opción interesante. ¿Logrará demostrar todo su talento y quedarse en el sitio que soñó?
