El FC Barcelona cayó 1-0 ante el Inter de Milán en su visita al Giuseppe Meazza por la tercera jornada de la fase de grupos de la UEFA Champions League y complicó su clasificación a los Octavos de final de la competición más importante a nivel de clubes en Europa. Un partido marcado por el planteamiento de Xavi Hernández, quien no logró ofrecerle a sus piezas el contexto ideal para superar al rival.
Los problemas del FC Barcelona en el Giuseppe Meazza
La altura de Pedri
El joven español fue el mejor jugador del equipo culé en Italia apareciendo más cerca de Sergio Busquets dentro del 3-4-3 (cuadrado) que planteó Xavi Hernández.
El problema es que Pedri es una pieza que el equipo necesita en muchas zonas del campo y, jugando más en la base de la jugada, el equipo pierde giro y calidad técnica entre líneas. El conjunto blaugrana no tenía piezas en intermedias capaces hacerle daño a los espacios que aparecían en el bloque rival. El rol del español cerca de Busquets fue fundamental en los primeros pases y fijando a los volantes rivales, pero el equipo pierde mucho cuando no juega en zonas más cercanas al área rival.
El rol de Raphinha
El brasileño jugó como extremo izquierdo con tendencia a jugar por el carril interior, rol en el que no termina de brillar y no supo aprovechar los saltos de presión de Milan Skriniar, quien era agresivo cada vez que recibía entre líneas. Raphinha cuando recibía por dentro se perfilaba a pie natural, donde baja sus prestaciones de manera importante. Su impacto en el juego fue muy pobre. El equipo, sin variantes para progresar por dentro, abusó de los centros laterales:
Ousmane Dembélé como referencia ofensiva
El partido del francés fue muy flojo siendo la principal referencia ofensiva del equipo. El FC Barcelona lo buscó de manera constante abierto en banda derecha con la intención de que fuera determinante en los duelos individuales y apenas pudo generar ventajas. Tuvo hasta 100 intervenciones con pelota durante todo el partido, tocando la pelota más que la mayoría de sus compañeros. Dembélé tiene que ser un recurso dentro del plan inicial y no el principal discurso ofensivo del equipo. El francés como única vía para atacar se queda corto.