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Paolo Rossi: hacerse eterno con tu país en contra

Paolo Rossi
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«Después de la cena, mientras juego el habitual juego de bingo, solo para matar el tiempo, mi compañero (Mauro) Della Martira se me acerca: » Paolo, ¿quieres venir un momento? Hay dos amigos que Quieren conocerte». No puedo decir que no. A regañadientes, confío mis cartones (de bingo) a Antonio Ceccarini y me levanto. En el pasillo veo a dos chicos que nunca había visto antes, les estrecho la mano: «Encantado de conocerte». No entiendo lo que quieren de mí. De repente Mauro Della Martira dice: «Paolo, este es un amigo mío que juega apuestas». Y el amigo de su amigo con fuerte acento romano: «Paolo, ¿qué haces el domingo?». Respondo genéricamente: «Bueno, intentaremos s ganar». «¿Y si empatas en su lugar?».

«Me contestaron:» El empate no es un resultado raro,  Avellino tiene un punto menos que nosotros, ellos ganaron con la Juve y perdieron sólo. Turín «. «Ya sabes, tenemos un amigo del otro lado que dice que un empate estaría bien», agrega el otro … «tal vez hasta marques dos goles». No me gusta la discusión en absoluto. Quiero volver a mi bingo, estas caras no me inspiran confianza, lo interrumpí: «Mauro, me están esperando, nos vemos, ¿eh?» Solo para no hacerlo quedar mal. Y vuelvo a mi asiento y empiezo a jugar de nuevo. Todo duró apenas dos minutos, que serán los dos minutos más angustiosos de mi carrera”.

El relato es de Paolo Rossi recordando el momento más angustioso de su carrera. Su caso fue apenas uno del “Totonero”, el primer gran escándalo de apuestas en Italia, que perjudicó principalmente a Lazio y Milan, descendidos por sanción, pero también a tres decenas de jugadores, entre ellos, Rossi.

Avellino- Perugia (2-2) fue el partido que pudo haber significado el fin de su carrera. Rossi, goleador de la Serie  con el Vicenza en 1978 (26), fue el delantero que Enzo Bearzot para asumir el Mundial Argentina 1978. Marcó tres goles.

Paolo Rossi

Luego de eso, no tuvo mayores cifras. El canterano toscano de la Juventus coincidió en un momento bajo, en el Perugia, con una sanción que inicialmente era de tres años.

El mundo en contra. Incluso, estuvo tentado a ir al naciente fútbol organizado de Estados Unidos. Quería huir del país.

“Sentía asco por el fútbol. Pensé en dejar Italia, en dejarlo. Le dije a mi madre: «Ya no me verás en la selección nacional». ¿Las peores cosas? La sospecha de la gente, esas miradas … y los sábados por la noche, sabiendo que cuando me despertaba no había juegos esperándome”.

Cómo un ángel, le esperaba Bearzot. El único del fútbol que confió en él. Le aguardó, peleó por meses para reducir la sanción a dos años y tenerlo justo para el Mundial de España 1982.

Bearzot fue severamente afectado por este escándalo. En 1980 era la Eurocopa en Italia, un torneo que se esperaba fuera para el local, pero quedó cuarto.

Logra que le presten atención. En marzo de 1982 acaba la sanción de Rossi y su primer club, Juventus, le recoge. Juega tres partidos y marca un gol.

Viaje a España en el verano del 82. El mundo del fútbol italiano no solo señala a Rossi, por “tramposo”. También lo hace con Bearzot por dejar afuera a Roberto Pruzzo, romanista dos veces máximo goleador de la Serie A en 1981 y 1982.

El entorno de la selección italiana era un infierno. Y para colmo de males, a rastras, Italia avanza de la primera fase de grupos con tres empates y un Rossi desaparecido. Sin gol ni presencia. “Hay un fantasma”, se burlaba la prensa de su país.

Tocaba la siguiente fase de grupos. La última antes de la eliminatoria. Con Argentina de Maradona y la mejor Brasil luego de Pelé. Las esperanzas estaban por el suelo.

Sin embargo, Italia le ganó a Argentina 2-1. Rossi apareció, con carácter, pero sin gol. Estaba reservándose para un partido histórico.

En Brasil la llamaron: “La Tragedia de Sarriá”. El favorito, Brasil sucumbió ante una Italia que parecía diezmada, sin chance. El héroe: Paolo Rossi.

Paolo Rossi
Paolo Rossi anotó un triplete ante Brasil en el Mundial del 82.

Fue un toma y dame. Rossi abrió al cinco y Sócrates empató al 12. “Pablito” insistió y puso arriba de nuevo a su país al 24. En el complemento, Brasil se reorganizó y Falcao igualó al 68. Con el empate, Brasil avanzaba. Pero Rossi apareció a un cuarto de hora del final para un inolvidable 3-2.

No paró. Hizo los dos goles del 2-0 sobre Polonia. Y en la final contra Alemania Federal marcó el primer gol y los italianos se llevaron el Mundial al triunfar 3-2.

Paolo Rossi fue Balón de Oro en ese año. Luego, ganó ligas, copas, una Champions (Copa de Campeones), una Copa UEFA y una Supercopa de Europa con Juventus.

Sus números no fueron tan buenos en clubes como antes del Mundial del 82. Pero poco importó: ya había pasado a la eternidad.

A los 66 años y luego de una larga enfermedad se apagó el nueve de noviembre cuando la mayoría de italianos dormían. Sin embargo, la leyenda seguirá por siempre.