Previo al partido de octavos de Copa Libertadores ante Athletico Paranaense, el técnico de River Plate, Marcelo Gallardo rompió las declaraciones típicas caseteras de cambio de fase.
“Cuando estábamos en un momento de ‘no actividad’ había remarcado que el fútbol argentino iba a ingresar en decadencia total y bueno, estamos en un proceso donde se ve lo que se ve (…) Un fútbol bastante chato, en el que no se juega por nada y aun así es chato. No se ven partidos entretenidos, se están viendo partidos feos, en un contexto también feo porque no hay público y en unas canchas que no son del todo agradables a la vista», fue parte de su balacera a la estructura argentina.
«Hay que terminar con eso si queremos un campeonato serio -reclamó-. Tenemos que evaluar las cosas desde otro lugar. Ser serios y no parecerlo y es ahí donde dejamos muchas dudas. Me da pena por el fútbol argentino», cerró.
Gallardo ya había lanzado un dardo matizado con anterioridad: “Hay miserias propias y ajenas”. Pero lo de hace un par de días fue bastante directo.
Y es que lo que vive el fútbol argentino, ya no se puede esconder bajo la alfombra. La liga argentina, con Boca y River a la cabeza, ha sido polo futbolístico de la región. Por Fox Sports y otros canales, era difundida con interés e incluso, logo ganar adeptos incondicionales en toda la región Conmebol.
Sin embargo, hoy, no es competitiva ni vistosa. Cada vez permanecen menos los cracks en ascenso y los proyectos de ampliación, a 30 equipos, le quitan de sobremanera competitividad.
Primero, hay que hablar de la injerencia política en el fútbol argentino. Primero, en lo deportivo. Si bien, se determinaron con casi un año de antelación los cupos para la Libertadores 2021 con los resultados de la Superliga más la primer fecha de la Copa de la Superliga (Sí, una sola fecha), este criterio no primó para la segunda división o el Nacional B.
Ese torneo se divide en dos grupos: Los primeros de cada grupo ascendían y se cumplía con los dos ascensos. Atlanta (equipo tradicional) y San Martín de Tucumán puntuaban cada llave, a falta de algunas fechas, pero tenían el rumbo casi asegurado. Pero hay muchos clubes ligados a la política nacional. Tigre, por ejemplo, está relacionado a Sergio Massa, presidente de la cámara diputados de Argentina. Otro, Defensores de Belgrano, tiene como miembro un vicepresidente en la AFA, Marcelo Achille, quien aparte, tiene estrecha relación con el gobierno actual.
Aún con camino considerable recorrido, se determinó empezar de cero el ascenso. Aunque San Martín y Atlanta fueron al TAS, no tuvieron éxito. Ni siquiera le tomaron los partidos disputados. Lo curioso: La Metropolitana “B” (tercera) también se “congeló” y los ascensos fueron para quienes estaban primeros.
De abajo hacia arriba se contamina el balompié argentino. Gallardo tiene razón con el tema de partidos malos, concesiones excesivas, que todos entren sin reducir en élites el buen fútbol. Y se ven situaciones penosas como ese cambio con las manos, sin pizarra eléctrica, en medio de un partido de la máxima categoría, hoy dividida en seis grupos de cuatro cada uno, con muchos invitados a la fiesta.
Gallardo, también sangra un poco por la herida. Para este torneo, sin público, River Plate, como Rela Madrid que juega en el Alfredo Di Stefano, está remodelando el Monumental, que ya merecía una modernización y propuso jugar en el River Camp de Ezeiza, su cancha de práctica. La AFA aprobó la cancha, pero la Superliga, comandada por la cabeza de San Lorenzo, Marcelo Tinelli, la desaprobó y obligó a buscar una nueva a cuatro horas de confirmar el estadio para la fecha uno.
Los eternos rivales, Boca y River, por temas de supervivencia y de derechos de TV están más estrechados que nunca. Y tienen a Tinelli en contra.
Un claro ejemplo es la negociación por los derechos televisivos. Son doce juegos por fechas: 6 para TNT y 6 en el contrato inicial para Fox Sports. Sin embargo, buscando más dinero la AFA rompió de forma unilateral con Fox porque no les habían avisado que se fusionaron con ESPN (Disney). Una medida cautelar les mantiene al aire.
Esta ruptura tuvo el aval de casi todos los equipos, menos River y Boca. Fue hecha a sus espaldas. La prensa asegura que Boca y River defienden a Fox Sports (producido por T y C) porque recibe alguna cuota adicional por debajo de la mesa. Lo cierto, es que los dos titanes están enemistados con la estructura de liga. Aseguran que, sí al final AFA toma todas las decisiones, ¿Para qué una Superliga?
Evidentemente, todos estos desbarajustes han permeado en la calidad del producto. E incluso, en la misma estructura de la selección argentina, que no es apetecible ni para Gallardo, ni Berizzo, ni Alfaro, ni Gareca, ni Pochettino, entre otros estrategas albicelestes regados por el mundo.
Gallardo cumple su deber moral de señalar el umbral a la decadencia. ¿Se tomarán medidas? Es la gran pregunta.
