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Celta y los “huevos” de Coudet

Eduardo Coudet
Eduardo Coudet.
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“Poner huevos”. Una frase tan sudamericana. Se ha traducido por décadas en usar la metáfora del saco escrotal  (huevos, bolas, testículos, cojones) para, a través del esfuerzo sobrehumano, la actitud fiera e incluso agresiva hacia el rival, lograr el anhelado objetivo del triunfo.

El “poner huevos” se ha ido diluyendo. Hay estadísticas, mapas GPS de rendimiento, porcentajes de pases correctos… los viejos analistas del fútbol se quedan insuficientes ante la audiencia cuando intentan analizar el juego con un futbolista que “puso huevos” y otro que puso menos.

Pero, es una petición que es válida, hoy en el futbol-ciencia. El estado de ánimo es importante para alcanzar completar todas esas estadísticas que exigen los analistas de cada equipo.

Eduardo “Chacho” Coudet ha cambiado la mentalidad de un Celta de Vigo que tenía para pelear más arriba en la tabla, pero quizás, por la falta de ánimo, de empuje, se paseaba por la parte baja de la tabla. Y tiene que ver con “poner huevo”, que como todo, la frase también tuvo su evolución.

 

Manual de Coudet para “poner huevos”

“Hay que tener huevos, pero no huevos para meter patadas; es huevos para pedirla, para jugar, para asociarse, para hacer lo que sabemos hacer. Como debe ser, sin confundir el mensaje. En el fútbol se necesitan huevos para jugar, no para pegar”, explicó el técnico.

“La clave es que el equipo cree al 100 % en él y cualquier cosa que diga, vamos a muerte”, analiza Denis Suárez. “Cada vez que un jugador pierde un balón, estamos tres o cuatro encima del que la ha robado para volver a tenerla”, detalla. Y considera que los rivales notan  “el ritmo alto” que están imprimiendo a los partidos.

Eduardo Coudet.
Eduardo Coudet.

La reacción se ha hecho notar: cinco triunfos en fila, cuatro por Liga y uno por Copa del Rey. El equipo se siente a gusto y marcha en velocidad crucero hacia los puestos de la Europa League.

“Más abierto, más carismático y más directo, genuinamente divertido, el Chacho ya se ha acercado más a los jugadores del Celta que Óscar”, opinó en una columna  de The Guardian el corresponsal en España, Sid Lowe.  Agrega que  “no pasa por alto su “idea innegociable” de un fútbol ofensivo, con presión, intensidad, el sacrificio y la solidaridad cuya renuncia decía ayer el Chacho que supondría traicionar su idea”.

 

Los cambios que disfruta Celta

En la racha de cuatro partidos en Liga, solo ha recibido un gol y ha marcado 11 dianas. Nadie tiene esa racha en este período en España.

En primer lugar, un cambio a un sistema muy, muy ofensivo. Jugar con 4-1-3-2, con la encomiable labor del peruano Renato Tapia para limpiar la defensa y aguardar mientras el equipo repliega, es interesante.

Coudet se ha casado con su once, con Méndez, Suárez y Nolito, como creadores y con mucha llegada al área. De atacantes, el ídolo celeste, Iago Aspas (siete goles, cinco asistencias) con Mina.

Iago Aspas.
Iago Aspas.

Lo curioso del caso, es que a pesar de en lo teórico, ser un equipo muy lanzado al ataque, tiene registros de un solo gol en contra en sus últimos cinco partidos. Cuatro arcos en cero.

La defensa es muy sólida y es comandada por el central colombiano Jeison Murillo, de buena actuación en los juegos.

Líneas defensivas adelantadas, presión alta y agresiva más transiciones rápidas y fluidas son los elementos que terminan de decorar este “Celtinha” que ilusiona a su afición. Se ve que el grupo está “poniendo huevos” como mandan los tiempos actuales.