Seguramente, muchos han escuchado sobre “El Condorazo”, un episodio penoso de la selección chilena, que le costó la clasificación al Mundial de Italia 1990.
Para hacerlo corto, el tres de septiembre de 1989, Brasil, con ventaja en la tabla, se jugaba la clasificación con Chile (con una posibilidad menor, pero real) en el Maracaná. Al minuto 67 de ese duelo Roberto “Cóndor” Rojas estaba tirado en el piso y una bengala al costado. Las cámaras enfocaron al golero ensangrentado y se presagiaba lo peor.
Chile y Brasil llegaron a ese compromiso empatados a cinco puntos. Brasil, teniendo un +10 en el bolsillo por gol average sobre un +5 de Chile, con un empate se metía en la fiesta italiana. Pero esta situación, avergonzaba a los amazónicos y les hacía temer perder el duelo y el cupo en la mesa. O en el mejor de los casos, reprogramar el juego en sede neutra.
En esa ocasión se jugaron tres grupos de tres países, ya que Argentina estaba clasificada por ser campeona de México 86. Solo valía ser líder para asegurar cupo.
Acelerando horas en el relato, se descubrió que “Cóndor” ocultó una hojilla en su guante y se cortó a próposito. El resultado: la inhabilitación de por vida del arquero y la eliminación automática de Chile, aparte de ser excluido del premundial a Estados Unidos 1994.
¿Quién lanzó la bengala?
Pero alguien lanzó la bengala. Fue un hecho que arrojaron el artificio pirotécnico que generó la trampa. ¿Quién fue?
Rosenery Mello, una mujer, causó todo este lío. Fue “bautizada” como la Fogueteira do Maracaná.
La entonces madre de un niño de diez meses iba por primera vez al Maracaná y aseguró que le dieron una bengala. La encendió y animó por ratos la fiesta, pero luego se puso nerviosa y no supo hacer otra cosa que lanzarla al campo.
Por unos días, fue la mujer más odiada de Brasil y temió por la seguridad personal y de su familia. Fue detenida y su vida corrió peligro tras las primeras horas del incidente, en la que podía quedar por primera vez en su historia Brasil fuera de un Mundial.
La amenazaron de muerte y fue duramente custodiada. Incluso, su casa fue grafiteada. Fueron días duros.
“Tengo la consciencia tranquila, quizás antes le hubiese pedido perdón a Rojas porque no sabía lo que estaba pasando”, dijo en una entrevista.
Pero una vez esclarecido el asunto, se convirtió en una verdadera celebridad, al punto de ser parte de programas de televisión, de ser una entrevistada constante.
Playboy le ofreció 40.000 dólares para ser portada de la revista y posar desnuda. La tapa de PlayBoy Brasil era algo reservado a celebridades. Y ella lo era.
“La próxima vez no lanzaré una bengala. Lanzaré mi brassier”, decía atrevida en la edición de la revista para caballeros.
Todo le fue de maravillas pero no supo manejar la fama ni el dinero producido. Años después, esta hincha del Fluminense reconoció que no supo manejar la fama y aprovechar las oportunidades que se le presentaron
Dilapidó su fortuna y terminó divorciada. Se mudó de Río de Janeiro a Brasilia y vivía de una venta de perros calientes. Luego se hizo socia de un bar, lejos de los reflectores. Murió joven, en 2011, a los 45 años producto de un aneurisma cerebral, dejando huérfanos a tres hijos.
