Desde su irrupción en la élite europea con el FC Barcelona, a Pep Guardiola se le ha considerado como uno de los mejores entrenadores de la historia debido a la capacidad que tenía de crear equipos que dominaron los partidos con la pelota con múltiples variantes para hacerle daño al rival buscando el contexto ideal para los futbolistas más talentosos. Un fiel creyente del juego de posición y uno de sus principales exponentes, pero dicha corriente no destaca solo por el trabajo con pelota sino por lo que se hace cuando se pierde la misma y es momento de recuperarla. Y su Manchester City es una maquina en este sentido.
El partido contra el Manchester United, una nueva edición de uno de los derbis más importantes de Inglaterra y clave en la pelea por el título de la Premier League, fue una exhibición del Manchester City sin pelota, consiguiendo limitar a su rival hasta su mínima expresión a un rival con mucho talento ofensivo. Con la segunda mitad como punto máximo a la hora de orientar la posesión rival, limitar espacios para progresar y recuperar arriba para siempre mantener la amenaza cerca de la portería de David De Gea. Y los números de la segunda parte de los Red Devils dejan en claro el dominio de su rival (entre paréntesis les dejamos las estadísticas de la primera mitad):
-21% de posesión de la pelota (39% en la primera mitad)
-110 pases intentados: 82 acertados (221 pases intentados: 194 acertados)
-0 disparos totales (5 disparos y 2 a puerta)
-1 tiro de esquina (1 tiro de esquina)
El plan defensivo del Manchester City
El Manchester City ejecutó su presión a la perfección. Cada vez que perdían la pelota, el conjunto estaba bien organizado para recuperar, agregando que las perdidas siempre se ocasionaban en zonas donde el equipo tenía ventajas para recuperarla con facilidad orientando el bloque al lugar donde estaba la esférica. Limitaron todas las posibilidades de su rival para contragolpear y atacar su bloque alto.
Y, en caso de no poder recuperar la pelota con la presión, replegaban con velocidad para no darle tiempo al contrincante de detectar los espacios atacables. La pelota, aunque no la tuvieran, siempre iba a un espacio donde era más sencillo corregir y comenzar a atacar nuevamente. Los centrales (Stones y Laporte) firmaron un partido soberbio a la hora de anticipar, siendo agresivos para que el rival no consiguiera ventajas con el apoyo de sus compañeros. Una segunda parte sin errores individuales y colectivos a la hora de cortar el juego rival.
«En el segundo tiempo de hoy, jugamos bien»
Con pelota, el Manchester City fue la máquina que nos tiene acostumbrados pero siendo más punzante que en otros escenarios. Circulaciones más cortas y dinámicas para atacar, aprovechando el desorden que se generaba en el bloque rival después de perder la pelota justo después de recuperarla. El Manchester United sufría más cuando tenía la redonda porque, además de no tener ideas para progresar y correr, se desordenaba a sí mismo.
“Si el segundo tiempo no es el mejor, no sé qué tenemos que hacer, honestamente. Soy muy exigente, pero conozco mis límites y los límites de los jugadores y la segunda mitad fue en todos los términos, defensivamente, transiciones, ofensivamente, con el balón, atacando, afuera, adentro, el compromiso y todo, tan bueno. Soy el mayor crítico de mi equipo, pero cuando jugamos bien, jugamos bien. En el segundo tiempo de hoy, jugamos muy bien», afirmó Guardiola en declaraciones recogidas de The Athletic.
El Derbi de Manchester siempre fue celeste y mucho tiene que ver con la pizarra de Pep Guardiola que, en una nueva oportunidad, supo imponerse a la de su rival. Pese a los 4 goles y las múltiples ocasiones generadas, fue su trabajo en las fases sin pelota las que terminaron de decantar la balanza para el actual líder de la Premier League.